Un mundo de cristal inracne

Nunca he visto una estación más bonita.... a todos les gustan la primavera porque renace la vida... a mí me gusta el otoño, porque tras un periplo de consecuencias vividas significa una caída y en ese hundirse en la tierra morir, destruirse, no es más que un renacer... pequeño, mínimo, tímido, intentar sobrevivir entre un mare magnum de ideas, de información... tú lees, escribes, y estudias y al final ¿qué sientes?. Por eso dejadme hundir, para luego crecer más fuerte, más floreciente, más hermosa que nunca... porque el otoño es la sabiduría, la muerte que renace, la vida que nace en el espíritu de la confianza en ti misma.... Adoro el otoño, el frescor de la mañana, el olor a tierra mojada, el renacer de mis plantas, el morir de todo lo inmundo que busca solo la satisfacción de un día, de una hora, de un momento (odio, a los mosquitos, a los bichos que pululan por mi jardín... mueran todos...), que viva solo la luz del otoño y la suavidad del viento que susurra a mi oido... solo

No dejo de leer por ahí el trauma o la depresión que incurre en cada uno de nosotros cuando nos incorporamos al trabajo tras las vacaciones. ¿Demagogía? no, certeza, más traumático es tener vacaciones forzosas, nosotros que trabajamos ansiamos no hacerlo, pero en qué circunstancias... - No quiero trabajar, si a cambio me levanto por la mañana con un plan del día. - No quiero trabajar si sé que no faltará nada en casa. - No quiero trabajra, si viajo donde quiera y cuando quiera. - No quiero trabajar, si tengo salud, para disfrutar de ello. Lo que es cierto es que no me aburriré sino trabajo. Pero me moriría si dejara de ingresar cada día, cada mes o cada año dinero para vivir. Y no soy de las que le gusten tener por tener, por aparentar, soy las de que considera que:  El dinero solo sirve para no tener un problema más añadido a la vida.